A estas células se les conoce como células troncales y en su relación con los extremos de los cromosomas (Telómeros), van multiplicándose para que nosotros evitemos el impacto de los rayos solares dañinos, el efecto tóxico de nuestras costumbres y el simple paso del tiempo. Reponiendo a diario miles de células dañadas o en apoptosis (muerte celular programada). En algún momento pasados los 25 años (en muchas personas) las Células Madre o Troncales (porque de ellas se origina cualquier órgano), disminuyen su capacidad de replicación (división).  Ya no pueden generar más tejidos.  Este impacto genera cambios en nuestro cuerpo que van desde las canas hasta arrugas seniles y la muerte.

Para sorpresa de muchos, observaciones como las que refiere el Dr. David Sinclair nos hacen evidente que a pesar de ser incapaces de reproducirse y regenerar tejido o mantener la lozanía y la juventud, estas células entran en un estado de inactividad sin morir (convirtiéndose en células zombi). Estas células sin actividad pero aún vivas, generan una señalización pro inflamatoria, buscando que tu cuerpo las elimine, lo cual sucede con un sistema Inmunológico joven y sano, pero que se va perdiendo y dejando estas células contaminando desde los sitios como la grasa a órganos localizados a distancia como tu cerebro.  Esa señalización pro inflamatoria es responsable de los cambios del envejecimiento y del mal funcionamiento de órganos (evidentes en la piel también) aunque las célula zombi se encuentre ubicada en otro sitio.

Pero el impacto más fuerte de esta célula senescente es la inflamación latente que produce enfermedad, envejecimiento y muerte.  De esa cuenta, surgen con la edad los mayores riesgos de enfermedades catastróficas y sin cura.  Aquí podemos decir que  la fuerza de la selección natural disminuye con la edad, favoreciendo a quienes cuentan con genes capaces de mantener una actividad centenaria. Por otro lado estamos la mayoría, que podemos beneficiarnos de saber manejar este proceso natural al punto de mejorar nuestra capacidad de envejecimiento, modificando la calidad de vida durante el mismo y posiblemente alargando nuestra expectativa más allá de los 100 años en promedio aunque no tengamos esos genes.