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Dolor en niños y adolescentes en Cuidados Paliativos.
El manejo del dolor casual de un niño habitualmente sano, deberá ser informado al Pediatra
antes tomar acciones con medicamentos,
El manejo multidisciplinario del dolor para pacientes pediátricos con dolor agudo y crónico visto en Cuidados Paliativos, es crucial para brindar atención integral y minimizar el uso de opioides (medicamentos controlados muy potentes). Los opioides deben reservarse para los casos en que otros tratamientos han demostrado ser insuficientes, y su uso debe controlarse cuidadosamente debido a la posibilidad de dependencia y otros efectos adversos, especialmente en pacientes pediátricos. Aquí hay un enfoque de tratamiento fundamental que se centra en alternativas a los opioides:
Comience por evaluar minuciosamente el dolor del su hijo/a o paciente, utilizando escalas de dolor validadas apropiadas para su edad. Reúna información sobre la duración, intensidad, bicación y cualquier factor contribuyente del dolor. Además, considere el historial médico del paciente, los factores psicosociales y la dinámica familiar.
Reúna un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud que incluya médicos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, psicólogos y trabajadores sociales. La colaboración entre estos especialistas es esencial para abordar la naturaleza compleja del dolor pediátrico.
Implementar una serie de intervenciones no farmacológicas adaptadas a las necesidades y preferencias del paciente. Estos pueden incluir:
A. Aparatología Laser, Ultrasonido de Alta Frecuencia
B. Fisioterapia: ejercicios, estiramientos y modalidades para mejorar la función física y reducir el dolor.
C. Terapia ocupacional: Estrategias para mejorar las actividades diarias y mejorar la independencia funcional.
D. Terapia cognitivo-conductual (TCC): ayuda a los pacientes a controlar el dolor a través de técnicas como la relajación, la atención plena y la reestructuración cognitiva.
E. Biofeedback: Enseña a los pacientes a controlar las respuestas fisiológicas al dolor.
F. Musicoterapia, terapia de arte y otras salidas creativas: pueden proporcionar expresión emocional y distracción del dolor.
G. Acupuntura y terapia de masaje: Algunas pruebas apoyan su uso en el manejo del dolor.
H. Yoga y técnicas de relajación: Puede promover la relajación y reducir el estrés.
Si bien los opioides deben ser el último recurso, puede haber casos en los que sean necesarios.
Sin embargo, se deben seguir pautas estrictas, que incluyen:
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Dosificación precisa: Use la dosis efectiva más baja durante el menor tiempo posible.
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Reevaluación regular: evalúe continuamente la necesidad de opioides y ajuste el tratamiento según sea necesario.
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Evaluación de riesgos: evalúe el riesgo del paciente de efectos adversos relacionados con los opioides, incluida la depresión respiratoria, el estreñimiento y el potencial de uso indebido.
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Educar a los pacientes y sus familias: Proporcionar instrucciones claras sobre el uso, almacenamiento y eliminación de opioides. Resalte los posibles efectos secundarios y la importancia de no compartir medicamentos.
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Monitoree de cerca: Los seguimientos regulares y la comunicación son esenciales para monitorear la respuesta del paciente, controlar los efectos secundarios y ajustar el plan de tratamiento.
Reconocer el costo emocional del dolor crónico tanto en el paciente como en su familia. Proporcionar acceso a asesoramiento psicológico y grupos de apoyo para abordar la ansiedad, la depresión y otros aspectos psicosociales del dolor.
Involucre a la familia del paciente en el plan de tratamiento. Edúquelos sobre las estrategias de manejo del dolor, las intervenciones no farmacológicas y los riesgos potenciales de los
opioides.
El manejo del dolor es un proceso continuo. Evalúe continuamente el progreso del paciente y ajuste el plan de tratamiento en consecuencia. Considere la posibilidad de alejarse de los
opioides tan pronto como la condición del paciente lo permita.
Promover la educación comunitaria sobre el manejo del dolor y los riesgos potenciales de los opioides. Fomente medidas preventivas, como ergonomía adecuada, ejercicio y hábitos de vida saludables, para reducir la probabilidad de desarrollar dolor crónico.
En resumen, nuestro protocolo es muy similar al del paciente adulto, pero la relación, identificación y atención a la respuesta son diferentes, por lo que nuestra sugerencia es buscar equipos de trabajo experimentados y altamente especializados, que ofrezcan, como nosotros. un enfoque integral, multidisciplinario e individualizado, Ya que es esencial cuando se trata a pacientes pediátricos con dolor agudo y crónico. El objetivo es minimizar el uso de opioides a través de intervenciones no farmacológicas y una estrecha vigilancia, asegurando los mejores resultados posibles para el bienestar físico y emocional del paciente y no descartar una cirugía por problemas habituales cuya presentación es el dolor, pero que la causa puede ser mucho mas peligrosa y quirúrgica.
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